Panamá
La verdad oculta detrás de Rubiasol
Por J.Q.
Opinión
Años atrás me desempeñé como docente en el prestigioso colegio privado The Oxford School, ubicado en Ciudad de Panamá.
Muchos alumnos pasaron por mis manos, unos mejores que otros, algunos con admirables valores y otros absolutamente sin ninguno. Todos, consecuencia directa de la formación y ejemplos de sus respectivos hogares.
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En días pasados me sorprendí al ver a la joven de origen venezolano Daniela García Gil como invitada a un programa de una televisora local por suscripción.
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Esta señorita concluyó estudios de bachillerato en The Oxford School, proveniente desde su natal Venezuela, pero se incorporó en 7mo u 8tvo grado, a diferencia de la mayoría de sus compañeros, quienes ingresaron al colegio en los primeros años de la primaria.
Daniela tiene una belleza particular. Una joven muy blanca en un país de gente morena. Adicionalmente llegaba proveniente de otro país. Rápidamente captó la atención e interés de sus compañeros varones.
Daniela García Gil proviene de un hogar disgregado. Sus padres están divorciados desde hace mucho tiempo. Su verdadera imagen materna es su hermana. El padre tenía problemas para pagar el colegio. Rápidamente Daniela aprendió a sacar partido de sus encantos. Algún enamorado pagaba sus comidas en el colegio. Imponía una especie de “cuota”. Para contar con su atención había que comprar los costosos pasteles (tortas) que ella y su hermana vendían -primero- y posteriormente bisutería china que revendían muy caro. Admirable forma de sobrevivir de las hermanas García Gil, pero muy malo para sus víctimas: aquellos jóvenes que cayeron en las garras de Daniela.
Posteriormente fundaron un café que fue un rotundo fracaso y afortunadamente ahora parecen tener éxito con RUBIASOL, una marca de joyería de manufactura. Algo ha aprendido Daniela de su hermana: buscar a un buen partido para que cubra sus gastos, viajes, vacaciones y lujos. Familiarmente, desde que se graduó de bachiller, le aceptan una relación con un novio con quien viaja a Panamá y Venezuela, llevando vida de pareja, algo poco usual en Latinoamérica, donde la gente es más bien conservadora y esa libertad sexual no es común.
Las hermanas García Gil son el reflejo de lo peor de las clases media venezolana y panameña, víctimas de unos padres irresponsables y ausentes. Una mentira en toda regla.
