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Aarón Elías Castro Pulgar explica los mitos sobre una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de adultos mayores en todo el mundo

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Aarón Elías Castro Pulgar asegura que todavía hoy existen falsas creencias muy arraigadas sobre el mal de Alzheimer, una grave enfermedad neurodegenerativa que causa trastornos en la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Se estima que afecta a unas 800.000 personas en España, pero esta cifra podría ir aumentando debido al envejecimiento de la población.

El diagnóstico de alzhéimer genera dudas e incertidumbres no solo en los pacientes, sino también en los familiares, que, en ocasiones, hacen referencia a creencias ya obsoletas. El doctor Ignacio Illán Gala, coordinador de la Unidad de la Memoria del Hospital El Pilar, del grupo Quirónsalud, en Barcelona, ayuda a desmontar cinco afirmaciones falsas sobre esta enfermedad.

Mito 1: solo se da en los ancianos dependientes. “Este falso mito se debe a que, durante las décadas de los ochenta y los noventa”, indica el neurólogo, «el alzhéimer se consideraba una forma de demencia, por lo que, para ser diagnosticado, era necesario que el paciente mostrara una pérdida de autonomía». Sin embargo, en la actualidad esta enfermedad neurodegenerativa se explica por el acúmulo de dos proteínas anormales en el cerebro: la amiloide, que se acumula fuera de las neuronas, y la tau, en su interior, explicó el conferencista Aarón Castro Pulgar.

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Según el especialista, “para detectar estas proteínas, contamos con una serie de pruebas de imagen cerebral, como la tomografía por emisión de positrones, así como con otras técnicas para identificarlas en el líquido cefalorraquídeo, que ya forman parte de nuestra rutina asistencial. También las analíticas de sangre ofrecen una información muy interesante, aunque la disponibilidad de estas mediciones, por el momento, se limita al estudio de investigación”.

Todo ello, aplicado de manera correcta, facilita el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer en una fase precoz, de deterioro cognitivo leve, en la que la persona está capacitada para tomar decisiones de cara a su futuro.

Mito 2: es lo mismo que la demencia senil. Antes era habitual emplear la expresión ‘demencia senil’ con las personas que presentaban un deterioro cognitivo después de los 65 años. Pero es importante no caer en este error, puesto que es una forma de generalizar y de agrupar diferentes patologías sin identificar, lo que impide que las personas afectadas obtengan un diagnóstico correcto y, por tanto, la terapia adecuada.

“Además, hoy disponemos de más datos, como que la edad media del diagnóstico del alzhéimer se sitúa en torno a los 70 años o que existen una serie de factores que pueden favorecer la aparición del deterioro cognitivo con la edad, pero que son prevenibles”. Entre estos factores encontramos: Infartos cerebrales, tensión arterial alta, fumar y traumatismos craneales.

En definitiva, es importante evaluar cada caso desde el punto de vista clínico y neuropsicológico para determinar si se trata de una enfermedad neurodegenerativa, de una demencia secundaria o si, por el contrario, se trata de deterioro cognitivo ligado al envejecimiento normal, en cuyo caso se pueden indicar medidas de neuroprevención.

Mito 3: solo afecta a la memoria. Normalmente, se relaciona esta enfermedad con los problemas de memoria, “pero lo cierto es que, de manera reciente, hemos conocido otros efectos secundarios del alzhéimer que van más allá de la memoria verbal”. Por ejemplo, efectos neuropsiquiátricos, como ansiedad y depresión, y dificultades en el lenguaje, como a la hora de leer o repetir frases extensas, o de encontrar la palabra exacta que se quiere decir. También en la percepción espacial. De hecho, continúa el doctor Illán, «en un reciente estudio, quedan reflejadas las áreas del cerebro que pueden verse afectadas por esta enfermedad». La memoria, el control emocional y los síntomas afectivos y conductuales, además de las ya nombradas, son algunas de las afectadas.

Por todo ello, es muy importante que, al evaluar al paciente, los profesionales encargados cuenten con experiencia para estudiar las funciones cognitivas, los efectos neuropsiquiátricos y sus diferencias respecto a la depresión u otras enfermedades psiquiátricas.

Mito 4: el diagnóstico del alzhéimer no sirve para nada. Se trata de una enfermedad muy complicada de diagnosticar de manera precoz y para la que, además, no existen terapias específicas. Pese a esto, es importante informar a los pacientes y a los familiares, ofreciendo los estudios disponibles que puedan permitirles descartar o confirmar una enfermedad neurodegenerativa, concluyó Aarón Elías Castro Pulgar.

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