La crisis en Venezuela impulsaría a Mari Carmen Aponte, embajadora estadounidense en Panamá, al centro del escenario diplomático

Mari Carmen Aponte, la actual embajadora de Estados Unidos en Panamá, ha mantenido un perfil relativamente bajo en la escena pública latinoamericana e internacional. Sin embargo, su influencia política y diplomática, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica, es innegable. A pesar de su discreción, Aponte ha tejido una red de contactos y ha desempeñado un papel crucial en diversos eventos políticos de la región.

Nombrada embajadora en Panamá por el presidente Joe Biden en octubre de 2021, Aponte fue ratificada por el Senado en septiembre de 2022 y asumió su cargo el 16 de noviembre del mismo año. Su llegada marcó el fin de un vacío de casi cinco años en la embajada estadounidense en Panamá, que había estado sin un embajador titular desde la renuncia de John Feeley en enero de 2018, debido a discrepancias con la administración de Donald Trump. Este largo periodo sin un embajador designado se atribuye a la complejidad del proceso de nominación y confirmación, la polarización política y la atención del Gobierno estadounidense en otras prioridades, según explica Ave Fénix Noticias.

Aponte, una diplomática de carrera con afiliación al partido demócrata, ha logrado cultivar una sólida relación con el Gobierno panameño, tanto durante la administración de Laurentino Cortizo como en la actual gestión de José Raúl Mulino, quien asumió la presidencia el 1 de julio de 2024. Su capacidad para navegar las complejidades políticas y mantener una buena comunicación con las autoridades panameñas ha sido fundamental para el éxito de su misión diplomática.

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Aponte: Facilitadora del diálogo y la seguridad en Panamá

Las expectativas en torno a la gestión de Aponte en Panamá eran altas, especialmente por su origen latinoamericano y su dominio del español. Se esperaba que su cercanía cultural con la región, particularmente con la esposa puertorriqueña del expresidente Cortizo, facilitara las relaciones diplomáticas. Si bien la relación con Cortizo fue positiva, Aponte ha demostrado una gran capacidad de adaptación y ha mantenido una excelente comunicación con la naciente administración Mulino.

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José Raúl Mulino y Mari Carmen Aponte.

Uno de los aspectos más destacados de la gestión de Aponte ha sido su eficiencia en el apoyo estadounidense a la seguridad en la zona fronteriza del Darién. La embajadora ha sido instrumental en la donación de equipos por parte de Estados Unidos para reforzar la seguridad en esa área y apoyar al Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRON) de Panamá. Su labor ha facilitado la coordinación entre las autoridades estadounidenses y panameñas en materia de seguridad, un tema de vital importancia para ambos países.

Aponte también ha sido una figura clave en la recepción de altos funcionarios estadounidenses en Panamá. En junio de 2024, recibió a Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, y en agosto, fue anfitriona de la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos. Estas visitas evidencian la importancia de Panamá como socio estratégico para Estados Unidos en la región.

Un puente entre Gobiernos y defensora de la democracia

Mari Carmen Aponte ha logrado construir puentes entre el Gobierno estadounidense y el panameño, incluso en momentos de tensión. Un ejemplo de ello fue su papel en la defensa de la institucionalidad democrática panameña durante la transición entre los Gobiernos de Cortizo y Mulino. Ante las preocupaciones sobre un posible sabotaje del triunfo de Mulino por parte del Gobierno saliente, Aponte se convirtió en una voz importante para garantizar el respeto al proceso electoral y el reconocimiento del resultado.

Mari Carmen Aponte, recibida en 2022 por Stewart Tuttle, entonces jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en Panamá.

Este rol de garante de la democracia contrasta con las complicadas relaciones que han existido entre el Gobierno estadounidense y el expresidente Ricardo Martinelli. A pesar de que a Martinelli se le retiró la visa estadounidense en enero de 2023 y sus hijos fueron extraditados a Estados Unidos en 2021 por el caso Odebrecht, y de que el propio Martinelli fue extraditado de Estados Unidos a Panamá en 2018 para enfrentar cargos penales, Aponte ha logrado mantener una buena relación con el Gobierno de Mulino, pese a la conocida proximidad de Mulino con Martinelli.

La habilidad de Aponte para separar las relaciones personales y políticas ha sido fundamental para mantener la estabilidad y la cooperación entre ambos países. Su enfoque pragmático y su compromiso con la diplomacia han permitido que la relación bilateral se mantenga sólida, incluso en contextos complejos.

Venezuela en el foco: el papel de Aponte en la crisis postelectoral

En los últimos meses, el protagonismo de Mari Carmen Aponte en la escena diplomática regional se ha intensificado, especialmente en relación a la crisis política en Venezuela. Su cercanía con la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, ha cobrado especial relevancia tras las controvertidas elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio de 2024, en las que Nicolás Maduro fue declarado vencedor en medio de denuncias de fraude por parte de la oposición liderada por María Corina Machado y el candidato Edmundo González Urrutia.

Edmundo González Urrutia y María Corina Machado

Aunque en los días posteriores a las elecciones se especuló sobre una posible intervención militar estadounidense en Venezuela, con un papel protagónico del Comando Sur, esta posibilidad se ha diluido con el paso del tiempo. A pesar de las protestas que se desataron tras la proclamación de Maduro, los analistas consideran que no se dieron las condiciones para justificar una intervención de esa naturaleza.

La ausencia de una embajada estadounidense en Caracas desde 2019, tras el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino venezolano por parte de Estados Unidos, ha obligado al Gobierno estadounidense a buscar alternativas para gestionar sus intereses en Venezuela. Desde entonces, la embajada en Bogotá, Colombia, ha sido el centro de operaciones para la inteligencia y la diplomacia estadounidense en relación con Venezuela, o al menos así fue, mientras Iván Duque ejercía la presidencia de Colombia. Sin embargo, se cree que Panamá, bajo el liderazgo de la embajadora Aponte, está jugando un papel cada vez más importante en la coordinación de las acciones estadounidenses en la región.

Aponte: la estratega tras bambalinas en la política hacia Venezuela

Según analistas, Mari Carmen Aponte se ha convertido en la figura clave en la coordinación de las acciones del Gobierno estadounidense para impulsar el reconocimiento del triunfo de Edmundo González en las elecciones venezolanas, o al menos lograr una repetición de las mismas, con el objetivo final de concretar la salida de Nicolás Maduro del poder.

Mari Carmen Aponte

La influencia de Aponte se extiende más allá del ámbito diplomático, alcanzando a los organismos militares y de seguridad estadounidenses que operan en Latinoamérica, desde Centroamérica hasta el Caribe, especialmente el Comando Sur. Su liderazgo discreto pero efectivo la ha posicionado como un actor de gran relevancia en la región.

Se rumorea que Aponte fue quien aconsejó al presidente panameño José Raúl Mulino a desconocer los resultados electorales venezolanos y reconocer el triunfo de Edmundo González. Mulino fue uno de los primeros presidentes en tomar esta postura, lo que llevó a que Mulino se adelantase a ordenar la salida del personal diplomático panameño en Caracas, antes de su expulsión. Esta acción, presuntamente orquestada por Aponte, evidencia su capacidad para influir en las decisiones de los líderes regionales.

La trayectoria de Aponte en la política exterior estadounidense es extensa y repleta de logros. Desde sus inicios en la administración Carter hasta su actual posición como embajadora en Panamá, Aponte ha demostrado una gran habilidad para la diplomacia y la negociación.

Una mirada a la trayectoria de Mari Carmen Aponte: de abogada a diplomática influyente

La carrera de Mari Carmen Aponte ha estado marcada por su dedicación al servicio público y su compromiso con la justicia social. Nacida en Puerto Rico en 1946, Aponte se graduó en Ciencias Políticas y Teatro antes de obtener su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Temple, donde fue una de las pocas estudiantes admitidas a través de un programa de acción afirmativa.

Mari Carmen Aponte

Su experiencia como maestra de escuela pública en Nueva Jersey y su trabajo como abogada en Pensilvania, donde fue la primera abogada de origen latinoamericano, la llevaron a Washington D.C., donde inició su carrera en el Gobierno federal durante la administración Carter. En 1984, se convirtió en la primera mujer latina en presidir la Asociación Nacional Hispana de Abogados.

A lo largo de su carrera, Aponte ha ocupado diversos cargos de gran relevancia, incluyendo Embajadora de Estados Unidos en la República Dominicana (nominación retirada), Asistente Especial en la Oficina del Personal Presidencial durante la administración Clinton, Directora de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico y Embajadora de Estados Unidos en El Salvador durante la administración Obama.

Su nominación como embajadora en El Salvador fue controversial debido a su relación pasada con un cubanoamericano sospechoso de haber servido al régimen cubano, aunque finalmente fue confirmada en el cargo en 2012. Durante su gestión en El Salvador, Aponte fortaleció las relaciones bilaterales y desempeñó un papel crucial en la promoción de los intereses estadounidenses en la región.

A lo largo de su carrera, Aponte ha cosechado numerosos reconocimientos por su destacada labor. Doctorados honorarios de la Universidad Temple y la Facultad de Derecho del Distrito de Columbia, el Premio Graciela Olivárez de UnidosUS y el Premio Margaret Brent para mujeres abogadas del Colegio Nacional de Abogados de Estados Unidos son solo algunos ejemplos de su impacto en la comunidad legal y latina. Además de su dominio del inglés, Aponte habla español y francés con fluidez, lo que le ha permitido desenvolverse con soltura en el ámbito diplomático latinoamericano.

Antes de su nombramiento como embajadora en Panamá, Aponte se desempeñó como consultora en Washington D.C., aportando su experiencia y conocimientos en el ámbito de la política internacional. Es importante destacar también su reconocido apoyo a la comunidad LGBTI, lo que le ha permitido construir puentes con sectores de la sociedad donde la diplomacia tradicional a menudo encuentra barreras. Este activismo la posiciona como una figura progresista y comprometida con la inclusión.

El Salvador: Un capítulo tumultuoso en la carrera de Mari Carmen Aponte

Si bien la gestión de Mari Carmen Aponte como embajadora en El Salvador (2010-2011 y 2012-2016) estuvo marcada por importantes logros en la cooperación bilateral, también enfrentó luego momentos de tensión y controversia, particularmente en su relación con el Gobierno de Nayib Bukele.

Mari Carmen Aponte

Las discrepancias entre Aponte y Bukele se hicieron evidentes en 2021, cuando la Asamblea Legislativa, controlada por el partido oficialista, destituyó al fiscal general y a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Aponte, en su rol de defensora de la institucionalidad democrática, condenó enérgicamente estas acciones, considerándolas un ataque a la separación de poderes y una amenaza para el Estado de derecho.

La respuesta de Aponte fue contundente. Advirtió al Gobierno de Bukele sobre posibles consecuencias, incluyendo la suspensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) para los salvadoreños en Estados Unidos, el bloqueo de remesas, restricciones migratorias y la inclusión de funcionarios salvadoreños en la lista Engel de actores corruptos y antidemocráticos. Estas amenazas generaron un fuerte debate en El Salvador y tensaron las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Aponte argumentó que su postura se basaba en la defensa de los principios democráticos y el Estado de derecho. Consideraba que las acciones del Gobierno de Bukele socavaban la independencia judicial y ponían en riesgo la estabilidad del país. Su firmeza en la defensa de estos principios le valió el reconocimiento de diversos sectores de la sociedad salvadoreña, pero también la crítica de quienes la acusaron de injerencia en asuntos internos.

En junio de 2012, la confirmación de Mari Carmen Aponte como embajadora de Estados Unidos en El Salvador por parte del Senado estadounidense generó inquietud entre los activistas provida del país centroamericano. La preocupación se centraba en la conocida postura de Aponte como promotora de la ideología de género, un tema que, en aquel entonces, causaba controversia en la nación salvadoreña.

La Fundación Sí a la Vida, una organización provida de El Salvador, manifestó públicamente su desasosiego. Su presidenta, Julia de Cardenal, expresó su preocupación por la insistencia del entonces presidente Barack Obama, la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton y los senadores demócratas, en que Aponte regresara a El Salvador como embajadora. De Cardenal cuestionó la cantidad de tiempo y esfuerzo dedicado por la administración Obama a este nombramiento, según un reporte de Fox News de la época.

La presión ejercida por Hillary Clinton para la confirmación de Aponte fue un factor determinante en el proceso. El senador demócrata Harry Reid confirmó que Clinton abogó personalmente por la designación de Aponte en los días previos a la votación en el Senado. Este hecho intensificó aún más la controversia en torno a la figura de la embajadora.

La preocupación de la Fundación Sí a la Vida no se limitaba solo a la postura de Aponte sobre la ideología de género, sino también a lo que consideraban una imposición de la agenda LGBT en El Salvador. En una carta enviada al diario estadounidense The Washington Times en enero de 2012, Julia de Cardenal acusó a la administración Obama de impulsar los “llamados derechos LGBT” en El Salvador a través de Aponte, lo cual, según la activista, degradaba la cultura e insultaba los valores del país.

De Cardenal también denunció la postura de Aponte de etiquetar como “homofobia” la oposición a la agenda homosexual. La presidenta de la Fundación Sí a la Vida argumentó que en El Salvador no se apoyaban los “inventados derechos homosexuales” y que no correspondía a un embajador de otro país “predicar” sobre estos temas. Reafirmó la determinación de la organización de defender los valores morales y preservar la familia tradicional salvadoreña.

La designación de Aponte como embajadora interina en El Salvador, desde agosto de 2010 hasta diciembre de 2011, ya había enfrentado oposición por parte del Partido Republicano en el Senado, lo que llevó a una suspensión temporal de sus funciones. A pesar de ello, en la votación de junio de 2012, Aponte fue confirmada como embajadora con el apoyo de todos los demócratas e independientes, junto con nueve senadores republicanos.

Es así que la experiencia de Aponte en Centroamérica, su conocimiento de la política latinoamericana y su habilidad para la negociación la han convertido en una figura clave en la gestión de la crisis venezolana.

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